En un momento en el que las cosechadoras todavía están calientes, los agricultores ya se encuentran planificando la próxima campaña de cereales. La decisión no es sencilla: tras un año con condiciones meteorológicas favorables que han permitido alcanzar buenos rendimientos, el valor de la cosecha se ha visto lastrado por precios internacionales muy bajos. La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) ha elaborado una serie de recomendaciones que buscan ayudar a los productores a maximizar su rentabilidad en un contexto global adverso.
Un sector deficitario y altamente dependiente de las importaciones
A pesar de esta fuerte dependencia exterior, los precios en el mercado español permanecen hundidos, salvo en momentos puntuales provocados por factores externos como el precio del petróleo, los problemas logísticos internacionales o coyunturas económicas globales.
Pérdida de superficie de cultivos herbáceos
Otro de los retos que enfrenta el sector es la caída de la superficie destinada a cultivos herbáceos anuales. En los últimos 20 años se ha perdido alrededor de 1 millón de hectáreas, que en su mayoría se han reconvertido a cultivos leñosos. Este descenso compromete la capacidad de producción nacional y acentúa la dependencia de importaciones.
Aunque en los últimos años la producción mundial ha sido inferior al consumo, lo que ha reducido los stocks globales, el mercado no ha reaccionado con un incremento de precios, confirmando el carácter volátil y a menudo imprevisible de las commodities agrícolas.
Ajustar gastos: la clave en un mercado de márgenes reducidos
Ante un escenario en el que los ingresos dependen en gran medida de factores externos (clima, geopolítica, mercado global), la gestión de los gastos adquiere una importancia crucial. UPA subraya cuatro partidas clave en los costes de producción de cereal: semillas, fertilización, arrendamiento y maquinaria.
Elección de semillas: certificadas frente a grano acondicionado
La primera decisión que debe tomar el agricultor es si utilizar grano acondicionado o semilla certificada. Según UPA, las ventajas de la semilla certificada son evidentes: mayor poder de germinación, resistencia a enfermedades y mejores resultados frente a condiciones climáticas adversas.
Ensayos realizados en distintas zonas de Castilla y León muestran que la semilla certificada ofrece rendimientos superiores del 8 al 12 % frente al grano acondicionado. Estos ensayos se enmarcan en el Convenio “Grano Sostenible”, que busca mejorar la calidad y rentabilidad de los cultivos.
Además, la elección de semilla debe ir acompañada de una revisión de la dosis de siembra por hectárea. UPA recomienda experimentar con diferentes escenarios, ya que aumentar el rendimiento máximo no siempre garantiza un mejor balance económico.
Fertilización: el coste más determinante
La fertilización es el coste directo más elevado y, al mismo tiempo, uno de los más sensibles a los vaivenes internacionales, debido a la dependencia de importaciones. Para reducir la factura, UPA aconseja:
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Realizar un balance realista de nutrientes en función del cultivo, el rendimiento esperado y las características del suelo.
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Tomar como referencia el rendimiento medio de los últimos cinco años.
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Recordar que para trigo o cebada con producciones de 3.000 kg/ha, las necesidades rondan los 85-90 kg de nitrógeno.
Asimismo, se recomienda apostar por la diversificación de fertilizantes, integrando en la medida de lo posible los fertilizantes orgánicos disponibles en la zona. UPA también menciona el creciente papel de los bioestimulantes, aunque recalca la necesidad de asesoramiento técnico para evaluar su conveniencia.
Arrendamiento: un coste desproporcionado
El precio de la tierra sigue al alza, impulsado en gran medida por las ayudas de la PAC, mientras que la rentabilidad de los cereales permanece en mínimos históricos. UPA alerta sobre la necesidad de evaluar cuidadosamente los contratos de arrendamiento, ya que en muchos casos el coste de la tierra supera los márgenes reales de explotación.
Maquinaria: amortización y gastos directos
Los costes derivados de la maquinaria agrícola se dividen en dos partidas: los gastos directos (gasoil, repuestos, reparaciones) y la amortización de tractores, sembradoras u otros aperos. La organización advierte sobre la importancia de planificar cuidadosamente las inversiones en maquinaria, dado que una campaña adversa (sequía o precios hundidos) puede comprometer la capacidad de afrontar los pagos.
La importancia de la rotación y la elección varietal
Además del control de gastos, UPA destaca la necesidad de planificar la rotación de cultivos, seleccionar adecuadamente las variedades y aprovechar la información generada por el Grupo para la Evaluación de Nuevas Variedades de Cultivos Extensivos en España. Aunque el acceso a estos datos es complejo, se trata de información pública de gran valor para elegir las variedades más adaptadas a cada zona agroclimática.
Conclusión: gestión estratégica en un escenario incierto
El agricultor de cereales se enfrenta a un escenario global complejo, donde los precios internacionales, la dependencia de importaciones y el encarecimiento de insumos condicionan los resultados. En este contexto, las recomendaciones de UPA apuntan a un camino claro: gestionar los gastos con precisión, elegir variedades y semillas adecuadas, optimizar la fertilización y ser cautelosos con arrendamientos y maquinaria.
Aunque el margen de maniobra es limitado, la planificación estratégica y la correcta toma de decisiones pueden marcar la diferencia entre un resultado deficitario y una campaña viable.
Fuente: Artículo publicado originalmente en La Tierra de la Agricultura y la Ganadería Nº 305