España registra la segunda mayor producción de cereal desde 1990, a pesar del mildiu y del pedrisco. Las producciones de los cultivos de regadío son irregulares, pero no es un mal año
Las previsiones se han cumplido y las cosechadoras han ido registrando buenas producciones tanto en el sur de España como en el norte, donde casi ha concluido la campaña. Es pronto para hacer un balance definitivo, puesto que aún hay que comercializar la producción, verdadera ‘piedra de toque’ del año. Pero en todo caso podemos estar ante la segunda mayor cosecha desde 1990, solo por detrás de 2020.
Cooperativas Agroalimentarias de España ha realizado una estimación de cosecha con resultados muy positivos: el rendimiento medio nacional ha superado las 4,5 toneladas por hectárea, lo que supone un 16% más que en 2024 y un 21% por encima de la media de los últimos cinco años. Pero es que además hay buenos pesos específicos, solo ensombrecidos por algunos trigos especiales que no alcanzan el nivel de proteína deseable.
La clave de este resultado reside en la lluvia caída en invierno y primavera, cuyos efectos han superado por sí mismos todos los problemas posteriores: la siembra tardía, las enfermedades fúngicas, una fertilización a destiempo, varios golpes de calor y las bajas temperaturas de finales de julio.
Son casi 26 millones de toneladas que incluyen 8,3 millones de toneladas de trigo blando, 10,3 millones de toneladas de cebada y 1,5 millones de toneladas de avena para grano. La producción de maíz podría alcanzar los 3,8 millones de toneladas.
Las consecuencias de esta producción se podrán analizar en la Bolsa Internacional de Cereales del Duero (BICD), que se celebra el 18 de septiembre en Arroyo de la Encomienda (Valladolid).
Organizada por ACCOE (Asociación de Comercio de Cereales y Oleaginosas), la bolsa reúne cada año a más de 500 profesionales del sector, entre operadores, empresas cerealistas, técnicos y cooperativas “en un entorno de trabajo orientado a la información, el análisis, el intercambio comercial y el posicionamiento estratégico”, como señalan desde la organización. “En una industria tan dinámica como el mercado cerealista global, este tipo de encuentros son esenciales para mantener la competitividad y acertar con la toma de decisiones”, recalcan las mismas fuentes.
Ese balance también tendrá muy en cuenta los datos arrojados por la campaña de la PAC, que acaba de finalizar y que nos dibuja un campo en evolución constante. Han sido 582.085 agricultores y ganaderos quienes han presentado la solicitud única, lo que comprende cerca de 22,1 millones de hectáreas declaradas: un descenso del 0,5% respecto a la campaña 2024.
El número de explotaciones que solicitan las ayudas ha vuelto a bajar, un 2,7% menos, lo que revela que hay menos agricultores y ganaderos, pero gestionan explotaciones de mayor dimensión.
El maíz avanza
Al cierre de esta edición los embalses se situaban en torno al 66%, lo que garantiza un buen final de campaña en gran parte de España y deja una buena situación de partida para la siguiente.

La mayor superficie de maíz se da en la provincia de León y allí el cultivo evoluciona bien, sobre todo en las siembras que se pudieron hacer en el mes de abril. Hay no obstante una superficie importante de maíz sembrado en la última quincena de mayo, que está más retrasado y que en principio apunta a peores resultados.
Los agricultores leoneses han declarado 72.000 hectáreas de maíz para grano y otras 4.000 entre forraje y consumo humano.
Remolacha
El cultivo de la remolacha evoluciona favorablemente en la mitad norte de España. Aunque algunas siembras fueron tardías el estado agronómico es bueno, sin los sobresaltos de la campaña pasada.

Es mucho lo que está en juego en relación con este cultivo y este va a ser un año fundamental para diseñar su futuro.
Forrajes
La alfalfa de secano ha tenido ya el segundo y último corte. El primero fue bueno en cantidad pero malo en calidad por culpa de unas malas hierbas muy abundantes. El segundo corte, por su parte, ha sido muy escaso en producción.
En otros forrajes, como el forraje de cereal o cereal combinado con veza, ha finalizado ya la recolección, y las producciones han sido excelentes. El exceso de oferta y la escasa demanda han colapsado el mercado, hasta el punto de que muchos productores han decidido no segarlo y dejarlo para grano.
En provincias como León la alfalfa de regadío se sigue desarrollando con normalidad y la previsión es alcanzar los cinco cortes.
La patata se tiende en el diván
La pataca o patata sigue ganando peso específico dentro de la agricultura gallega, aunque tiene ante sí numerosos retos para garantizar su rentabilidad. Ese es el contexto en el que se celebra la VI edición de Alimagro, la Feira do Agro da Limia, que volverá a ser el escaparate del sector agrario en Xinzo de Limia (Ourense).
Esta nueva edición se celebra del viernes 5 al domingo 7 de septiembre y su programa incluye la Feira da Pataca y la Feira da Maquinaria, aunque el jueves 4 contará con un prólogo muy centrado en la producción y la comercialización de la patata. Es la tercera Jornada Técnica de la Pataca, organizada por la Revista Campo y que dedicará especial atención a la sanidad vegetal, a la eficiencia en la fertilización y a la calidad del agua para riego.

Será una ocasión para hacer balance de la campaña, con un arranque que empezó hace semanas en Castilla y León, la comunidad que supone el 40% de la producción nacional. Se ha avanzado mucho en variedades tempranas como la Colomba o la Alegría, y también se ha comenzado con variedades algo más tardías, como Lucinda o Ambra.
La actividad está muy centrada en zonas como el sur de Valladolid, la comarca de Toro (Zamora) o el entorno de Cantalpino, en la salmantina Tierra de Peñaranda. Aquí el año se ha portado bien y Emiliano Marcos, de Interagro, apunta que hay sanidad y calidad, con buenos rendimientos. Algunas parcelas han superado las 70 toneladas por hectárea, “aunque por ejemplo en Toro las producciones son algo menores”.
“En Castilla y León las calidades son muy satisfactorias y homogéneas”, comenta Juanma Coello, de Patatas Meléndez. En cuanto a los rendimientos, “estamos por encima de las 50 toneladas por hectárea, y estamos muy satisfechos con la calidad y la producción”, añade Coello.
Zonas como Albacete, Toledo y la Comunidad de Madrid, también han tenido producto de calidad. En las zonas patateras de Albacete no han acabado los arranques, pero ya no corresponden a variedades de lavado.
En el Campo de Cartagena, por su parte, no había demasiado optimismo a priori, aunque una vez finalizada la campaña el balance es bastante satisfactorio, con muchas parcelas que han alcanzado las 40 toneladas por hectárea.
La otra pata del banco es la comercialización y desde el sector se apunta que la demanda en España se está portando bien, con una campaña turística que avanza a buen ritmo, lo que anima el mercado.
En Andalucía la campaña ha finalizado. Juanma Coello apunta que la campaña no ha sido la esperada. Las continuas lluvias han marcado la campaña. “La calidad ha sido muy heterogénea; las tormentas inundaron muchas parcelas y han dañado mucho el producto”. Respecto a la calidad, “ha sido muy dispar y ha habido una merma importante en producción”, señala Coello.
Fuente: Revista Campo – Ricardo Ortega