En 2003 comenzó un proceso de renovación del sistema de riego de las Comunidades de Regantes de Castilla y León de la mano de la empresa leonesa Active SCSI. Su software Progar transformó para siempre la agricultura en la región.
La agricultura es uno de los pilares fundamentales de la economía de Castilla y León en términos de empleo, exportaciones y contribución al PIB regional. La Comunidad representa el 3,4% de la superficie de cultivo de la Unión Europea y más de la mitad de la superficie cultivable de toda España con 5,7 millones de hectáreas dedicadas a la agricultura, según datos del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl).
El sector agrícola de Castilla y León es referente en diversos cultivos a nivel nacional, tanto en superficie como en producción y contribuye, en gran medida, a la producción agraria española, donde predominan los cultivos extensivos de cereales e industriales. Esto se debe a factores como la climatología y el porcentaje de tierras de secano de la superficie cultivada.
En 2024, el sector primario representó aproximadamente el 5,2% del PIB de Castilla y León, según estimaciones de CaixaBank Research, una cifra significativamente superior a la media nacional del 2,6%. La agricultura fue el principal motor de crecimiento económico, con un incremento del 11,2% en el Valor Añadido Bruto (VAB), impulsado por una cosecha superior a la media tras dos años de sequía.
Sin embargo, a causa de las tendencias de mercado, el cambio climático con sus correspondientes desafíos medioambientales y la evolución de la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea, la búsqueda de alternativas en cultivos y la modernización del sector se han convertido en objetivos primordiales para las Comunidades y el Estado. En este sentido, la escasez del agua ha sido uno de los grandes desafíos a los que se ha enfrentado el sector desde hace décadas. Por ello, en 2002 el Gobierno de España aprobó el Plan Nacional de Regadíos (PNR), una iniciativa para modernizar y consolidar los sistemas de regadío y garantizar un sistema agroalimentario competitivo, sostenible y eficiente en el uso del agua, en el marco de la PAC. El PNR como marco estratégico ha coordinado los esfuerzos entre el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (Mapa), las Comunidades y los regantes para promover la corresponsabilidad en la financiación y ejecución de las actuaciones.
La Sociedad Estatal de Infraestructuras Agrarias (Seiasa), empresa pública dependiente del Mapa, ha sido la entidad encargada de promover, financiar y ejecutar las obras de modernización y consolidación de regadíos declarados de interés general dentro del PNR. Para ello, actúa en concurrencia con las Comunidades de Regantes y las Comunidades Autónomas a través de Tragsa, empresa pública, que ha actuado como ejecutor técnico de las obras para asegurar la implementación efectiva de los objetivos del plan.
En 2003, Seiasa encargó el proceso de modernización de las Comunidades de Regantes de la zona del Duero a través de Tragsa a la empresa leonesa Active Scsi con su Programa de Gestión Avanzada de Riegos (Progar).
Pedro J. Fernández, responsable de regadíos Tragsa Leon, relata que «en ese año, las Comunidades de Regantes no tenían capacidad para asumir directamente todas esas innovaciones tecnológicas», por lo que Tragsa se encargó de la gestión y el mantenimiento de los regadíos modernizados». «Nosotros fijamos cuatro objetivos principales: innovación, digitalización, optimización de los recursos y respeto medioambiental. A partir de girar sobre esos elementos primarios, había unos componentes a los que Tragsa, como equipo multidisciplinar no éramos capaces de llegar. Entonces en el proceso de confección del software nos pusimos en la búsqueda de empresas de desarrollo y, a ser posible, de desarrollo local que nos ayudaran en la puesta en marcha del inicio de la modernización de los regadíos y su mantenimiento. Ahí es cuando empezamos a colaborar con Active. Con el programa pusimos en marcha de una manera sensata la organización de todo el sistema desde una estación de bombeo, es decir, desde que hacen las peticiones de agua a las confederaciones, hasta llegar al contador y a las parcelas para saber qué es lo que está pasando en las parcelas. Entonces, para ello, en ese afán de digitalización y de optimización, es donde apareció Active y con quien hemos estado colaborando y desarrollando distintos elementos desde ese momento», cuenta Fernández.
Daniel Díez, cofundador de Active explica que «en 2003 se probaron los recursos que había para llevar a cabo una modernización y se vieron numerosas carencias en el sistema de riego como la estructura del sistema que estaba cableado» y suponía numerosos problemas. «Cada vez que se iba la luz y la arrancaban el lunes los consumos llegaban en ese mismo momento. Con lo cual, todas las tarifas valle y todo lo que se podía haber hecho previamente no servía para nada. Entraban todas en tarifa punta. Por ello, todo el equipo de Tragsa León se lo curró, definió un nuevo estándar gracias a la utilización de sus recursos y logramos hacer un programa increíble», explica el encargado de I+D.
Según cuenta la empresa, en el año 2005 se hizo la primera instalación en la Comunidad de Regantes del Porma en León. «A partir de ese momento, el programa ha continuado evolucionando y se ha ampliado el alcance, ya que se ha instalado en más Comunidades de Regantes. En la Comunidad de Castilla y León es donde más implantación tenemos, ya que damos servicios a la mayor parte de Comunidades de Regantes modernizadas. Sin embargo, estamos presentes también en otros lugares como Navarra o Cataluña», detalla Raúl Núñez, cofundador junto a Daniel Diez de Active y responsable técnico de Progar.
Control y gestión, las claves
Como detalla Almudena López, analista de Active, el programa funciona como «un nexo de unión entre todos los agentes que intervienen en el regadío», es decir, «desde las estaciones de bombeo, pasando por el sistema por donde sale el agua por el hidrante y llega al regante, hasta las empresas gestoras que son las que utilizan nuestro programa (tanto una entidad externa como las propias Comunidades de Regantes).
Progar cuenta con funcionalidades dirigidas a los técnicos del campo, así como aplicaciones destinadas directamente al regante, de manera que el agricultor «sea capaz de pedir sus propios riegos, controlar sus consumos y ver en todo momento lo que está ocurriendo en su parcela».
«Una parte muy importante es la gestión que lleva a cabo la empresa gestora o la Comunidad de Regantes de todo ese entramado de riegos, peticiones y control de consumos, ya que el software les permite organizar las peticiones para poder solicitar el agua a la confederación hidrográfica y optimizarlo», expone López.
Desde la empresa recalcan que es «importante saber que el programa de riego no solo abre y cierra el agua, ya que esto es una parte básica y fundamental, sino que es mucho más», puesto que está modelizada toda la red de riego.
«Somos capaces de evitar saturaciones cuando se piden riegos y que haya caídas de presión, es decir, garantizamos que el regante tenga agua, pero con presión suficiente para poder regar dependiendo del amueblamiento que tenga la parcela. Todo ello lo hacemos porque tenemos un sistema que va aprendiendo sobre cómo va regando y nos permite saber a futuro cuánta agua necesitará un regante en el momento de la solicitud con base en su historial de consumo. Con eso vamos conociendo qué caudales va necesitando, la capacidad de sus tuberías y somos capaces de determinar si cuando se pide un riego va a poder regar o no, ya que si en un ramal quieren regar todos a la vez, probablemente esto no sea posible», cuenta Raúl Núñez.
Para llegar a este punto, el software ha sufrido numerosas mejoras que han transformado no solo el programa, sino también la forma de trabajar de los regantes. «Ha sido vital la colaboración con empresas como Tragsa que gestionan muchos regadíos en León y Comunidades de Riego como la del Porma con Matías Llorente hasta hace poco que realmente nos han proporcionado todo el ‘feedback’ para seguir mejorando. Al final, los propios agricultores son los que nos decían que había que mejorar cada año y sus necesidades y seguimos con esa dinámica en la actualidad», recuerda Daniel Diez.
En la actualidad, Active da servicio a más de 20 comunidades de riego, que gestionan unos 15.000 hidrantes y más de 120.000 hectáreas, un 65% en Castilla y León y un 35% en el resto de España, aunque tienen previsión de seguir creciendo.
Evolución de Progar
El propósito inicial de Progar era su empleo para la facturación de agua, un objetivo logrado con creces y que ha sido ampliado por Active a lo largo de los años. «El programa es capaz, entre otras cosas, de detectar por imágenes de satélite posibles plagas, así como las necesidades hídricas de un terreno y también de pronosticar la cantidad de agua que va a tener en un momento determinado un regante para avisar a la estación de bombeo del caudal disponible y no sobrepasar un límite. Al final, ha sido un salto muy importante y es el resultado de muchísimos años de trabajo», resume Diez.
A medida que se han ido ampliando las funcionalidades, Progar también ha sido capaz de resolver numerosos desafíos que se han planteado en el camino. La escasez de agua, un reto que continúa en la actualidad, ha sido uno de los mayores problemas. «Progar tiene en cuenta las cuotas, los consumos y el agua que puede llegar a utilizar cada uno de los regantes. En épocas de sequía, esto es fundamental como pasó en el 2017. Precisamente, fue a raíz de ese año cuando se implementó ese control de consumo al que se han adaptado perfectamente todos los regantes», recuerda Almudena López.
Gracias a esta funcionalidad no hubo «casi pérdidas de producción ese año, a pesar de la inmensa sequía».
Otra de las funciones más destacadas es el telecontrol de las remotas, pequeños equipos que funcionan como un ordenador, ubicadas en cada uno de los hidrantes, que son los encargados de abrir y cerrar el agua, así como de enviar información sobre presiones o caudales al programa. «El software envía las órdenes cuando tiene que abrir y cerrar. Para ello, nosotros recibimos todos los datos de campo como presiones o consumos, en qué momento se ha producido el consumo, alarmas, baterías, señales de comunicación de los transductores que tenemos y toda esa información la procesamos», cuenta Núñez.
En el pasado, estas unidades estaban instaladas con cables, por lo que una pequeña tormenta o la caída de un rayo podía suponer la caída de todo el sistema. «Ahora esto ya no ocurre, ya que son unidades independientes. Estos aparatos son inalámbricos, por lo que si una tarjeta se rompe, no afecta al resto», añade Daniel Diez. Además, Progar es capaz de integrar a diferentes fabricantes de tarjetas, por lo que no depende exclusivamente de una sola marca, sino que solo debe cumplir el estándar. Un avance en términos económicos, operativos y también de comodidad para el agricultor. Desde Active recuerdan que su objetivo es «gestionar y tratar la información para permitir que diferentes equipos se puedan unir y coexistir a la vez».
Un salto en todos los sentidos
La incorporación del software diseñado por Active ha supuesto un antes y un después para la agricultura local. Si bien en el año 2003 el proceso de modernización se centró en la construcción y puesta en marcha de toda la infraestructura como la incorporación de los hidrantes o la creación de las estaciones de bombeo, en la actualidad el programa está comenzando a dar nuevos pasos para llegar al siguiente nivel.
Como avanza Pedro J. Fernandez, desde Tragsa sus objetivos iniciales no han cambiado. «Nos hemos ido adaptando a las nuevas tecnologías. En 20 años, hemos pasado de utilizar sistemas de telefonía móvil tradicional a sistemas IoT de bajo consumo con tecnologías de última generación y 5G. También sistemas de almacenamiento de datos modernizados más enfocados a una estructura de Big Data y sistemas con los que nos estamos acercando a una analítica basada en la Inteligencia Artificial. Utilizamos los satélites para detectar el estado fenológico de los cultivos. Hay un montón de innovaciones que vamos aplicando poco a poco. Ahora nos estamos metiendo en gemelos digitales y otro tipo de analíticas que ya son de ultímisima generación y siempre estamos contando directamente con Active», recalca.
Todas estas innovaciones se han traducido, según el responsable de Tragsa, en importantes beneficios para los agricultores como la optimización de más de un 51% del riego respecto al tradicional y una mejora de la productividad del 80% respecto al regadío tradicional «Esto significa que consumen menos agua y están produciendo mucha más cosecha, por lo que también hay más beneficios económicos», recuerda Fernández. Y también en operatividad y comodidad, puesto que el programa cuenta con un modo donde «el agricultor determina qué parcelas quiere, qué cultivo desea y cuándo va a sembrar, y el programa le adapta los riegos», cuenta Daniel.
En la actualidad, ya se encuentran aplicando importantes mejoras como «el lanzamiento de nuevos modelos con Inteligencia Artificial basados en «machine learning», la incorporación del big data a través de la inclusión de todas las campañas históricas de riego para hacer un análisis profundo, la detección de fugas o la comprobación de diferentes tipos de escenarios a través de gemelos digitales… «Todas estas cosas están en proceso de incorporación en este momento.Nuestra idea es seguir avanzando. Dos de nuestros dogmas más importantes son la innovación y la digitalización que van de la mano y nos hace estar con el radar permanente de buscar nuevas tecnologías para aplicar», enfatiza Pedro J. Fernández.
Otros proyectos
Progar no es el único proyecto de Active. La empresa que nació bajo el abrigo de Microsoft como un centro de soluciones ha trabajado en varios campos. Inicialmente, comenzó su andadura colaborando con la Azucarera de Veguellina, posteriormente dieron el salto a Madrid hasta la llegada de Tragsa con quien se creó el programa de riego. En la actualidad, uno de sus proyectos estrella es una plataforma de diagnóstico para láseres dermatológicos vía imagen para eliminar verrugas o lunares. «Se envía una foto al dermatólogo y él decide si se puede llevar a cabo el procedimiento. A continuación, se envía un SMS de confirmación al centro para tramitar la aceptación final del paciente», cuenta Diez. Otros trabajos que gestiona Active son una aplicación para reserva de espacios en clubs y un proyecto realizado junto a Valora para la gestión de la recogida de lodos de plantas depuradoras para su utilización en el campo. No obstante, desde la empresa recalcan que Progar fue un antes y un después para ellos.
La implantación de este software sin duda es un ejemplo de éxito de desarrollo rural a través del talento local con la colaboración público-privada. Un proyecto que ha buscado poner coto a importantes desafíos que afectan a la Comunidad de Castilla y León en el sector agrario como la escasez de agua y la necesidad de modernización de las infraestructuras agrarias.