Castilla y León ahorraría 250 hectómetros cúbicos (hm3) de agua de riego al año si se implementara al cien por cien la Inteligencia Artificial (IA) en los sistemas de irrigación. O mejor dicho, los ahorrará, porque tarde o temprano esta tecnología terminará generalizándose como una herramienta más para impulsar la competitividad en el campo. Se trata de una cantidad de agua análoga a la que son capaces de contener pantanos de mediano tamaño como el de Aguilar de Campoo, en Palencia (247 hm3), o el de Cuerda del Pozo, en Soria (249 hm3). Sería como tener uno más.
Comparándola con otros pantanos más grandes, esos 250 hectómetros cúbicos suponen el 40% del mayor embalse de riego de la Comunidad, el leonés de Riaño (641 hm3) o algo más de la mitad del salmantino de Santa Teresa (496 hm3). Sin embargo, hay otros doce pantanos en Castilla y León, de los gestionados por la Confederación Hidrográfica del Duero, que son de menor tamaño y no alcanzan ni de lejos esa capacidad que se ahorraría la Comunidad incorporando la IA en los riegos.
Se trata de embalses capaces de contener mucho menos que ese futurible ahorro, como el de Villameca, en León (18,9 hm3); Camporredondo (68,7), Compuerto (94,9), Cervera-Ruesga (10,3) y La Requejada (58,7), en Palencia; Arlanzón (22,4) y Úrquiza (74,6), en Burgos; Linares del Arroyo (54,4) y El Pontón Alto (7,3), en Segovia; Castro de las Cogotas (58,2) en Ávila y, por último, los de Irueña (110) y Águeda (15,4 hm3) en Salamanca.
No se trata, por supuesto, de prescindir en el futuro de ninguno de esos ‘grandes almacenes’ de agua, sino de poder irrigar más hectáreas de cultivos con el agua existente. Es más, los profesionales del campo defienden que es necesaria la construcción de muchas más infraestructuras para contener agua embalsada, y de este modo incrementar el porcentaje de regadío respecto al total de superficie cultivada, un porcentaje que en Castilla y León sigue siendo muy bajo, con apenas el 13%. Son alrededor de 450.000 hectáreas las que se explotan en regadío en la Comunidad.
Esos 250 hectómetros de ahorro tras implementar la IA se deducen de los últimos cálculos de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España (Fenacore), que estima un ahorro del 10% con el uso de esta novedosa tecnología. A una media de entre 5.000 y 6.000 metros cúbicos de agua anual por hectárea, los necesarios para mantener un cultivo de regadío, el consumo total de las nueve provincias alcanza, a grosso modo, los 2.500 hectómetros cúbicos al año.
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