«La reestructuración permitirá canalizar recursos hacia un único centro industrial, mejorando la competitividad de Azucarera y ofreciendo mayores márgenes al agricultor en un contexto de incertidumbre» asegura la responsable agrícola de la zona
Azucarera ha anunciado un cambio estructural en su modelo de molturación en el norte de España. A partir de la próxima campaña, la totalidad de la remolacha cultivada por el agricultor en esta zona será procesada en la fábrica de Toro, en la provincia de Zamora, dejando de estar operativas para este fin las plantas de La Bañeza (León) y Miranda de Ebro (Burgos). Sin embargo, tal y como explica Salomé Santos, directora Agrícola de Azucarera, en una reciente entrevista publicada en el Newsletter «Ponte al día» remitida por la propia empresa, el agricultor no sufrirá cambios en su operativa habitual ni asumirá sobrecostes.
“El agricultor no va a sufrir ningún cambio. Seguiremos ofreciendo el cultivo de remolacha en todas las zonas donde tenemos presencia”, subraya Santos. La compañía mantendrá su compromiso con los arranques escalonados según la madurez del cultivo y las condiciones de cada zona.
Por qué Toro: razones logísticas, técnicas y de futuro
La elección de Toro como centro único de molturación en el norte responde a una combinación de factores: infraestructura disponible, capacidad de almacenamiento y posibilidades de expansión. “Toro cuenta con dos silos de almacenamiento de azúcar, mientras que La Bañeza solo dispone de uno. Además, posee superficie libre a su alrededor que facilita nuevas inversiones, como una posible planta de biogás”, afirma la directora Agrícola.
Una apuesta por la eficiencia y la viabilidad a largo plazo
El contexto macroeconómico ha sido determinante en esta decisión. La compañía ha sufrido un fuerte aumento de costes industriales a raíz de la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania. A ello se suma la necesidad de racionalizar inversiones que antes debían distribuirse entre tres fábricas. Santos aclara que esta reorganización es clave para asegurar la viabilidad de la citada empresa en un entorno de precios volátiles y producción agronómica incierta por el cambio climático.
“La inflación ha encarecido enormemente el funcionamiento de nuestras fábricas. Invertir en una sola planta nos permitirá reducir costes, mejorar la eficiencia e invertir más y mejor en el campo”, sostiene.
El transporte, a cargo de Azucarera
Una de las preocupaciones principales entre los agricultores es si este cambio implicará asumir el coste del transporte de la remolacha a Toro desde zonas más alejadas como El Páramo, Miranda o el sur de León. Santos lo deja claro: “No. La logística sigue siendo responsabilidad de Azucarera. Ya lo hemos hecho en campañas anteriores sin que el agricultor pagara nada”.
Este compromiso se mantiene inalterado con el objetivo de seguir apostando por zonas remolacheras clave, independientemente de su cercanía física a la fábrica.
Compromiso intacto con el campo: contratos, técnicos y modelo de cultivo compartido
El cultivo compartido seguirá siendo una pieza clave
Azucarera seguirá ofreciendo todos los contratos actuales, incluido el modelo de cultivo compartido, que ha sido muy bien recibido por los remolacheros por su flexibilidad, apoyo técnico y acceso a insumos en condiciones competitivas.
“El cultivo compartido es una herramienta que da seguridad agronómica al agricultor. Además, acceden a insumos a buen precio a través de empresas de servicio colaboradoras”, señala Santos.
Asistencia técnica personalizada durante todo el ciclo
La presencia de técnicos de campo seguirá siendo una seña de identidad de Azucarera. Estos profesionales asesoran y acompañan al agricultor desde la siembra hasta la recolección. “Nuestro equipo técnico estará como siempre al lado del agricultor. No cambia nada”, confirma.
Capacidad para crecer: Toro puede asumir más superficie
Aunque la superficie cultivada ha disminuido en los últimos años por factores como la falta de rentabilidad, Azucarera está preparada para absorber un crecimiento del cultivo si el mercado lo permite.
“Queremos crecer en superficie cuando el contexto de mercado lo permita, y Toro tiene capacidad de sobra para asumir esa expansión”, asegura.
Perspectivas de futuro: inversión, sostenibilidad y rentabilidad
Inversión concentrada y foco en el agricultor
La reestructuración permitirá canalizar recursos hacia un único centro industrial, mejorando la competitividad de Azucarera y ofreciendo mayores márgenes al agricultor en un contexto de incertidumbre.
“Nuestro objetivo es poder retribuir mejor la remolacha gracias al ahorro de costes y la eficiencia ganada”, afirma Santos.
Cambio climático y presión internacional: una amenaza real
El cultivo de remolacha en España se enfrenta a retos agronómicos graves: incremento de plagas, reducción de principios activos permitidos, y una fuerte competencia internacional con países que no cumplen con los mismos estándares medioambientales o sociales.
“Estamos en desventaja frente a terceros países que exportan a Europa sin cumplir los mismos requisitos que nosotros”, denuncia la directora Agrícola.
Conclusión: una transformación necesaria para seguir cultivando remolacha en el norte
La reestructuración anunciada por Azucarera es una apuesta a largo plazo. Centralizar la molturación en Toro busca consolidar un modelo más eficiente, viable y rentable para todos los eslabones de la cadena remolachera. El mensaje de la compañía es claro: el agricultor seguirá contando con apoyo técnico, contratos atractivos, transporte cubierto y un compromiso firme con el desarrollo del cultivo.
Fuente: AgronewsCyL