La Comisión Europea busca frenar el envejecimiento del campo con una nueva estrategia de relevo generacional
El campo español envejece. Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), la edad media de los titulares de explotaciones hortícolas en España se sitúa en 52,9 años, la de frutales no cítricos en 58,6 años y la de cítricos en 65,8 años. Las cifras reflejan una realidad preocupante: la renovación generacional en la agricultura española avanza demasiado despacio.
Esta semana, la Comisión Europea ha presentado una nueva iniciativa para afrontar este desafío estructural: la “Estrategia de relevo generacional en la agricultura”, que aspira a duplicar la proporción de jóvenes agricultores en la Unión Europea de aquí a 2040. El objetivo es revertir la tendencia de envejecimiento de un sector clave para la soberanía alimentaria y el equilibrio territorial del continente.
El anuncio llega en un momento en el que el campo europeo, y especialmente el español, sufre una combinación de factores adversos: altos costes de producción, falta de rentabilidad, burocracia excesiva y dificultades de acceso a la tierra y la financiación. Todo ello ha convertido la incorporación de jóvenes al sector agrario en una auténtica carrera de obstáculos.
De acuerdo con las fichas sectoriales por OTE (Orientación Técnico-Económica) elaboradas por el MAPA dentro de los trabajos de análisis de la PAC 2023-2027, la media de edad del conjunto del sector agrario español —que incluye cultivos y ganadería— es de 57,2 años.
En ese contexto, las explotaciones hortícolas, con una media de 52,95 años, se sitúan entre las más jóvenes del país, aunque siguen lejos del objetivo de rejuvenecer el campo. En el extremo opuesto, el sector citrícola alcanza una edad media de 65,8 años, lo que lo convierte en uno de los más envejecidos del territorio nacional.
Las diferencias por comunidades autónomas son notables. En el caso de las explotaciones hortícolas, la Comunidad Valenciana presenta la media de edad más alta (60,76 años), mientras que Cantabria registra la más baja (48,62 años).
En el caso de los frutales no cítricos (melocotón, pera, manzana, etc.), los titulares más jóvenes se concentran en Cataluña, con una media de 52,98 años, y Aragón, con 54,23 años. En cambio, Extremadura figura entre las regiones con mayor envejecimiento, alcanzando los 60,08 años.
En el sector de los cítricos, el panorama es aún más alarmante: la media nacional roza los 66 años, y la Comunidad Valenciana, principal región productora, lidera el ranking con 66,4 años, seguida de Murcia y Andalucía. Solo Cataluña, con 61,1 años, presenta cifras algo más bajas.
También en el caso de los frutos secos, la edad media de los titulares de explotaciones es elevada: 62,96 años, según los datos de 2020.
Edad media de envejecimiento
El envejecimiento del campo es uno de los problemas más graves que afronta la agricultura europea. Según Eurostat, solo el 5,1 % de los agricultores de la UE tiene menos de 35 años, mientras que más del 55 % supera los 55 años. En España, las cifras son aún más desalentadoras: apenas un 4 % de los titulares de explotaciones agrarias son jóvenes menores de 35 años.
La Federación Española de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (FEPEX), que ha analizado los datos del Ministerio, advierte de que el envejecimiento no solo pone en riesgo la sostenibilidad de las explotaciones, sino también la continuidad de los modelos productivos y la innovación tecnológica del sector.
“El relevo generacional es una urgencia y una necesidad estratégica. Si no conseguimos que los jóvenes vean el campo como una oportunidad de futuro, dentro de dos décadas buena parte del tejido agrario desaparecerá”, alertan desde FEPEX.
La Estrategia de Relevo Generacional en la Agricultura, presentada esta semana en Bruselas, pretende dar respuesta a este reto demográfico. La Comisión Europea reconoce que el sector agrario envejece más rápido que otros sectores y propone un marco de actuación articulado en cinco ejes principales:
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Acceso a la tierra: facilitar la disponibilidad de suelo agrícola para jóvenes y nuevos agricultores, mediante bancos de tierras, incentivos a la cesión y políticas de arrendamiento.
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Financiación: mejorar el acceso al crédito y la inversión, con líneas específicas para nuevos emprendedores rurales.
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Formación y capacidades: reforzar la educación agraria, la digitalización y las competencias empresariales.
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Calidad de vida en zonas rurales: garantizar servicios básicos, conectividad y oportunidades laborales complementarias para hacer atractiva la vida en el campo.
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Apoyo a la sucesión: promover instrumentos legales y fiscales que faciliten la transferencia intergeneracional de explotaciones.
La Comisión invita a los Estados miembros a aplicar estas líneas de actuación y recomienda destinar al menos un 6 % del gasto agrario nacional a políticas de relevo generacional. Sin embargo, el documento no incluye un presupuesto comunitario específico, dejando la responsabilidad financiera en manos de los gobiernos nacionales.
FEPEX ha acogido positivamente la iniciativa europea al considerar que “reconoce de manera explícita la magnitud del problema y establece un marco de acción conjunto”, pero también lamenta la falta de fondos concretos.
“La Comisión Europea da el diagnóstico correcto, pero no aporta tratamiento. Reconoce la urgencia del relevo generacional, pero traslada la carga financiera a los Estados miembros, lo que supone un paso más en la renacionalización de la Política Agraria Común”, señala la federación.
FEPEX reclama que la estrategia vaya acompañada de recursos reales y de medidas efectivas de simplificación administrativa que incentiven la instalación de jóvenes agricultores. “No basta con buenas intenciones. Los jóvenes necesitan tierra, crédito, estabilidad y menos burocracia”, recalcan.
En España, el Ministerio de Agricultura ha identificado el relevo generacional como una de las prioridades de la PAC 2023-2027, destinando ayudas específicas para la incorporación de jóvenes agricultores. Sin embargo, los resultados hasta ahora son modestos.
El Plan Estratégico de la PAC prevé incentivos de hasta 70.000 euros por joven agricultor que se instale por primera vez, así como un pago complementario del 15 % de la ayuda básica a la renta. Aun así, la realidad demuestra que las barreras estructurales —como el alto precio de la tierra, la escasa rentabilidad y el exceso de trámites— siguen desincentivando la incorporación de nuevas generaciones.
Los expertos coinciden en que el envejecimiento del campo no es solo una cuestión demográfica, sino también económica y social. La falta de rentabilidad, la competencia global y el abandono de explotaciones están detrás de un fenómeno que amenaza el equilibrio territorial de amplias zonas rurales.
El reto es doble: atraer a los jóvenes y garantizarles condiciones dignas para permanecer. Porque, como recuerdan desde el sector, sin agricultores jóvenes no hay futuro para la agricultura, ni para los pueblos que viven de ella.
Fuente: agronewsCyL



