Juan Vilar, uno de los mayores expertos del mundo en el sector del aceite de oliva, explica las claves del creciente interés por las tierras agrícolas y desgrana los aspectos más relevantes que hay que tener en cuenta a la hora de invertir en agricultura. «La actividad agrícola es esencial y cada vez lo será más», asegura.
La de Juan Vilar es una de esas voces a las que todo el mundo presta atención. Doctor en Ciencias Económicas, profesor y director del MBA oleícola de la Universidad de Jaén, entre otros relevantes cargos relacionados con la docencia y la investigación, cuenta también con una importante experiencia en el mundo de la empresa tras una trayectoria de más de 16 años en el Grupo GEA como presidente, consejero delegado y director general. A esta amplia carrera suma su faceta de agricultor, la de CEO de Juan Vilar Consultores Estratégicos y analista agronómico internacional.
¿Por qué la agricultura ha cobrado un mayor protagonismo e importancia de forma reciente?
En primer lugar, el 99,7% de los nutrientes de los que nos alimentamos provienen de la agricultura y éste es un dato de peso. En el mundo tan solo hay un 5% de tierra cultivable, de la cual el 74% ya está cultivada. El agua dulce accesible en el Planeta para el ser humano es tan solo el 0,00025% del total de superficie terrestre; para 2100 se espera que para la agricultura no se destine ni tan siquiera el 15% del total de población activa; ya somos más de 8.000 millones de personas, de los cuales, más de 920 millones pasan hambre a diario por no tener que comer.
Esto ha llevado a que cada vez nos alimentemos más de productos que no son comida convencional, como es el caso de la nofood, es decir, aquellos alimentos de aspecto y sabor similar a la comida convencional, pero que no son un sustento habitual, fundamentalmente por su origen, composición y modo de elaboración, o los productos ultraprocesados, que surgen a partir de otros muchos alimentos como parte de su composición, se les añaden productos estabilizantes naturales o de síntesis para incrementar su sabor y su apetencia por parte del consumidor. Las razones de la elaboración de sendos productos son diversas, pero entre otras, está la mayor disponibilidad de compuestos, materias primas más baratas y menos naturales, adicción debido a su composición, etc.
Es decir, cada vez somos más, con menos recursos, y muy limitados, como agua, mano de obra, o tierra disponible para cultivar, lo que provoca que obtengamos menos alimentos y de peor calidad. A que seamos conscientes de esta situación han contribuido eventos como la pandemia, la meteoropatía o las guerras, entre otras. Por lo tanto, la actividad agrícola es esencial, necesaria, y vital, y cada vez lo será más para garantizar la continuidad de la humanidad, tal y como actualmente se conoce. Por tanto, la agricultura está pasando de ser una actividad denostada a una profesión sofisticada.
¿Cómo se está comportando el mercado de la tierra fértil teniendo en cuenta la escasez que comenta?
Al menos 100 millones de hectáreas de tierra productiva desaparecen anualmente y en los últimos 10 años unos 80 millones de hectáreas han cambiado de manos. Según el Banco Mundial, el 38% del total son terrenos de África. Por lo tanto, cada año, se trasfieren entre manos distintas el 0,7% del total de tierras cultivadas y de acuerdo con un estudio del Instituto Oakland, los fondos de inversión y las entidades financieras internacionales han comenzado a invertir. Se calcula que este tipo de inversiones ha duplicado su volumen en dos años, alcanzando los 7.000 millones de dólares en total.
Por lo tanto, cada vez existe un mercado más activo de tierra cultivable en el Planeta, que en tan solo 10 años ha hecho que la rotación haya alcanzado el 8% del total de terreno agrícola disponible. Este porcentaje podría ser aún superior, pero la tierra idónea y más deseada es aquella que dispone de agua de forma legal y real -esto supondría el 20% del total de tierra cultivable-, y que, además, reúna las condiciones edafológicas, climáticas, de tamaño y pendiente adecuadas. Así, menos del 10% del total de la tierra cultivable se considera totalmente adecuada para el cultivo, luego el primer factor que impide una mayor rotación, es la escasez de tierra cultivable de calidad y apropiada según estos términos.
El defecto de oferta de tierra fértil de calidad está haciendo que instituciones, organizaciones, empresas, etc. cuya actividad no es agrícola, se estén viendo atraídos por la misma y estén debutando en esta actividad. La agricultura explica fácilmente la diferencia entre valor y precio, una finca agrícola buena no tiene precio, y una explotación agraria que no es de calidad, carece de valor alguno. En la actualidad el desequilibrio entre la demanda de fincas adecuadas y la oferta refleja una brecha especialmente amplia.
¿Cómo se produce ese debut agrícola en compañías que no tienen pasado agrario?
Suele ser un debut metódico, calculado, planificado y controlado, y tiene distintas etapas, claramente diferenciadas. Usando el símil de tomar un baño, suelen valerse de especialistas que introduzcan un dedo en el agua de forma previa a precipitar el resto del cuerpo, de este modo se evitan el sobresalto de achicharrarse o congelarse, siempre hablando en términos metafóricos. Es una forma con un coste bajo y mediante especialistas, de evitar riesgos posteriores elevados. Suelen ser bastante más prudentes y prácticos que un agricultor convencional.
El primero de los puntos a determinar, dado que son de carácter internacional, es el país donde invertir, que depende de la estabilidad política, social y económica, además de la cercanía a potenciales mercados de demanda, y por supuesto, la disponibilidad de tierra fértil de calidad.
Una vez elegido el país, se escoge, de entre aquellas potenciales, la explotación agrícola candidata. Para ello se analiza la disponibilidad de agua, (oficial y real), rango histórico de temperaturas y pluviometría, edafología, accesos, derechos y obligaciones de la misma, potenciales riesgos no advertibles de forma automática, documentación de titularidad y registral, etc. Esto se materializa mediante due diligence.
A veces la finca puede también estar plantada, y contar con agroindustria propia y en ese caso los rendimientos de la misma y la tecnología de la agroindustria deben de ser testeados. En este, y los demás casos, se valoran todos los activos de forma precisa, y se le otorga un precio de transmisión objetivo. Si dicha explotación es apta en todos los ámbitos descritos, o aun no siéndolo, se decide adquirirla, es cuando cabe identificar sobre la base de las características de la misma cual es el destino que se le va a dar.
¿Y cuáles son los cultivos más atractivos?
Actualmente, se está destinando a cultivos leñosos, fundamentalmente. Las razones son varias, por un lado, los cultivos leñosos, han dejado de ser permanentes ya que se pueden amortizar de forma rápida y volver a cambiar, si resulta necesario. Por otro, este tipo de cultivos suele tener un menor consumo de agua, un elemento valioso y escaso, y por último, el valor añadido de estos cultivos, es mayor, no solo por la actividad productiva, también por el patrón valor, y el beneficio que genera en posteriores transacciones.
Recordemos que el cultivo permanente leñoso supone 73 millones de hectáreas en todo el Planeta, el 21% lo acapara la palma, el 16% el olivo, seguido por el café, con un 14,5%, viñedo 10%, manzano casi 7%, naranjo con cerca del 6%, y ciruelo con algo menos del 6%, seguido por otros tantos hasta copar dicha superficie.
Cuando se ha elegido el cultivo, y de forma previa a la adquisición de la finca, se analiza el mercado internacional del producto, países productores, oferta, demanda, mercados, usos, tendencia, líderes de oferta y demanda, actuales tendencias de cotizaciones, proyecciones futuras, evolución actual, y potencial de superficie futura, etc. Si todo ello es coherente con los requerimientos del proyecto inversión, es el momento de llevar a cabo la transacción.
Por lo tanto, para cualquier agricultor, bien sea en potencia, o bien habitual, según la situación actual de incertidumbre en que se vive, y el momento de ebullición que se experimenta, resulta vital, dotarse de suficiente información, que ésta sea veraz, y que además se cuente con la tendencia pasada y potencial futura de la misma. Solo de este modo se decidirá de forma correcta en el ámbito estructural, y coyuntural, y en esa vía existen equipos multidisciplinares experimentados, y formados que pueden colaborar en el desenlace exitoso de la determinación a adoptar.
Fuente: El Economista