Luis Javier habla de sus tierras y de sus cultivos con una pasión fuera de lo común. Agricultor en Bustillo del Páramo, lleva en la sangre su oficio
La profesión «más bonita del mundo» le viene a Luis Javier Jáñez de herencia, un legado de abuelos y padres que le ha convertido en una persona privilegiada a quien le apasiona el oficio en el que trabaja de sol a sol en su finca de 100 hectáreas de Bustillo del Páramo. Defiende la labor de los agricultores de cara a una sociedad que no siempre les devuelve el esfuerzo. «Mimamos y cuidamos la tierra, hacemos un uso completamente eficiente del agua y producimos alimentos para la población», asevera Jáñez, quien siembra y ve crecer sus cultivos como quien exhibe con orgullo a sus propios hijos.
En sus campos florece la colza, el maíz, alubias y remolacha, muchas veces con los elementos en contra y con alguna que otra «puñalada por la espalda». No entiente Jáñez como es posible que desde la Unión Europea se boicotee a quien trabaja la tierra para favorecer a otros países que no juegan con las mismas reglas. «Tenemos que trabajar con unas restricciones incomprensibles en cuanto a fitosanitarios y fertilizantes cuando permiten que por las fronteras entren producciones que no cumplen los requisitos que nos ponen a nosotros», lamenta desde su finca, contando detalles concretos como la plaga de moco de pavo que afecta a sus alubias y que amenaza con arruinar la producción porque las dosis de fitosanitarios están tan limitadas que no pueden combatir los daños.
Incluso dentro del marco comunitario hay desigualdades como ocurre, explica, con sus vecinos del Órbigo, productores de lúpulo que en España tienen prohibido utilizar el producto que puede atacar el oídio y que Alemania sí permite a sus cultivadores. Aquí «se pasan de frenada», argumenta Jáñez, conocedor como pocos del suelo «pobre» del Páramo, que necesita aportes para producir porque si no «embobrece la tierra». Sin una dosis adecuada de abonado los rendimientos se reducen drásticamente. «En el maíz puedo pasar de una producción de 16.000 kg a 3.000 kg si reduzco la dosis de abono. Estoy trajabando sin beneficio», explica el también presidente de la Comunidad de Regantes del Canal de Villadangos.
Precisamente la modernización de la zona regable es una de las batallas en las que lleva años inmerso Luis Javier Jáñez, que denuncia que sin riego modernizado «no somos competitivos» respecto a otras comunidades de regantes. La intervención está dividida en dos fases con un presupuesto de 23 M€ y de 29 M€, respectivamente, para actuar en 6.000 hectáreas a lo largo de 17,5 kilómetros del canal. El proyecto de la primera fase ya está aprobado hace un año y para la segunda fase se firmará en breve el convenio tripartito entre los regantes, Seiasa y el Itacyl.
Fuente: Diario de León



